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Discriminación y prejuicios siguen negando derechos a los ministros de culto

  Por Consuelo Sáenz   Tuve ocasión de leer a la columnista chihuahuense Mariela Castro Flores, a través del portal de La Verdad Juárez, quien se ostenta de ser politóloga y periodista, feminista y católica con derecho a decidir.   Y son dos, dos de sus artículos de opinión con los cuales ilustraré su falta de información para abordar la terrible crisis por la que atraviesa el Instituto de las Mujeres (ICHMUJERES) en la capital del estado, y que remató, con la renuncia de su titular Neyra Regalado, el pasado 6 de julio.   Los artículos que abordaré son: “Un sacerdote administra el ICHMUJERES” y “ Perfil requerido: vocación de apagafuegos” publicados el 6 de agosto y 25 de julio, respectivamente. (Del segundo hablaré en una próxima entrega).     En el primer artículo, Castro Flores asevera que “es un delito” que un sacerdote sea funcionario público y nos pregunta: “¿Por qué se permitiría el Instituto de las Mujeres de la entidad estas tres violaciones? Contratar a alguien: sin

Como el canto del cisne

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 Entrevista a Elena López Mateos  Enlace a entrevista

Marilyn Monroe no fue ninguna victima

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  Marilyn: astuta como serpiente, sencilla como paloma por Consuelo Sáenz      Me encanta hacer cosas prohibidas por la censura; después de todo, ¿para qué estamos aquí? ¿para quedarnos parados viendo cómo pasa la vida por delante de nosotros? Lo que se rechaza es que intenten tomarnos el pelo tratando de cambiar los hechos, ajustándolos a los mandatos de ideologías que solo reditúan a los políticos de turno y toman por sorpresa a los incautos. Ingeniería social que incide en la conformación de masas y prefigura la sociedad cultural actual. Marilyn no fue ninguna víctima. Ensayo publicado en Revista Replicante Contracultura Corría el año de 1986 cuando fui rechazada de la única secundaria federal de la zona. Quedándome por opción la secundaria estatal de los rezagados, así le decían. O bien podrían haber dicho: la de los que comenzaban a juntarse en pandillas, los que accedían a probar el porro o el alcohol, los que provenían de hogares disfuncionales y se metían en problemas.