Puertas adentro, presentación de una novela policíaca
Los efluvios provenientes de la sala de teatro Gracia Pasquel, se perciben a metros de distancia. El lugar está a reventar, las personas de pie, espaldas hacia la puerta obstaculizan el paso. Me dispongo a dar batalla hombro con hombro mientras cubro mi nariz y camino de puntillas.
Sobre el escenario percibo cuatro hombres
que han iniciado lectura a la presentación del libro POLICÍA DE CIUDAD JUÁREZ, escrita por el periodista Miguel Ángel Chávez
Díaz de León (Premio Nacional de Periodismo 2009), su opera prima en el género
novelístico, y motivo del encuentro entre estas almas que yacen juntas, casi
revueltas, entre aromas, sofocos y
alientos en un martes 13 que da indicios a manifestarse. Repaso a los asistentes. Son las mismas
personas asiduas a los encuentros culturales y artísticos de la ciudad: los
académicos, estudiantes universitarios, amigos y familiares de los
presentadores, y otros interesados en conocer a una de las atracciones del
evento: el actor Joaquín Cosío.
Trato de enfocarme en los comentarios del
Dr. Ricardo Vigueras ¡qué calor tan sofocante! ¡Qué olor tan penetrante! ¿Acaso
no encendieron el aire acondicionado? Con cierta inconveniencia vuelvo a repasar
a los asistentes pero ahora desde la orilla del escenario, de frente, por allá
está la maestra, la escultora, la esposa del escribano, los de la facultad de
letras, la fotógrafa, la directora, el pintor, el poeta y algún despistado que
se dejó arrastrar al evento sin conocer bien a bien qué va a presenciar.
Repito, trato de enfocarme, ahora en una
pregunta: ¿cuáles son los orígenes de la novela policiaca? reflexiono. Vuelvo
la atención al podio, el que toma la palabra es el poeta Edmundo Lizardi, quien aporta
dinamismo al recital. El huitlacoche es un hongo proveniente del maíz,
un manjar de la gastronomía mexicana y uno de los pretextos de la anécdota hilarante
de uno de los personajes “el sexo femenino tiene un sabor como a huitlacoche”.
Transcurren pocos minutos, que parecen muchos; a las siete con treinta y cinco
un hombre se acerca al oído de uno de los presentadores. Alguien detrás de mí
pregunta: ¿Dónde está Cosío? -Él, será
el encargado de la lectura dramatizada junto a otro actor, responden.
Existen cuatro tipos de novela negra
(María Elvira Bermúdez, Novelas Policiacas Mexicanas, 1985):
-
Novela de acción con el
detective como protagonista
-
Novela desde el tipo de
vista del criminal
-
… desde el punto de vista
de la victima
-
… desde el punto de vista
del juez dictador
La novela POLICÍA DE CIUDAD JUÁREZ cae en el primer tipo. El protagonista es
el Comandante amarillo y su compañera la Teniente cinta. Ambos son llamados “La
Brigada listón” porque son los encargados de acordonar los lugares del crimen.
Es una historia de amor que se desenvuelve entre masacres, lugares simbólicos
(que significan algo más sólo para sus habitantes, usos y costumbres),
violencia y la exploración de un lenguaje crudo sin filtros moralizantes. En
resumidas cuentas, es una fotografía de la nota roja y los hechos provocados
por el narcotráfico en Ciudad Juárez “La
novela fue basada en notas periodísticas publicadas entre el 2007 y el 2011”
confiesa su autor.
Ese olor me está matando. El calor entre
la multitud se vuelve un abrazo incomodo; me baja la presión
-Permiso, con permiso
-¿Cómo? ¿Se marcha usted?
No maestra, voy a tomar un poco de aire fresco.
En la antesala del teatro deambulan
insistentes, se asoman y preguntan si ya dio inicio la dramatización y
regresan; no están adentro por las mismas razones por las que estoy afuera: El
teatro huele a tenni y calcetín de estudiante que ha corrido un maratón.
Otras fuentes declaran: el olor proviene
de la alfombra, fue lavada horas antes con agua de riego, ¡vaya usted a saber!
Rostros conocidos, cómplices de historias
en común, el clásico encuentro a boca de jarro sin opción de escamoteo, la
sonrisa forzada o un saludo a distancia.
La teatralidad de los actores sociales se camufla con los entornos “mudan según
cambia el escenario” de acuerdo con el sociólogo Erving Goffman; Campus y habitus para Pierre Bourdieu. Sobre
una mesa, quedan pocos ejemplares del libro en venta. En otra, están
no menos de diez botellas de vino; formados en fila india y casi casi sin intención, como
no queriendo las contemplamos, quizá con ojos enamorados, seguros de que nos
tocará un buen sorbo “Mira, voy a
tomarles una foto para subirla al Facebook… y en tiempo reaL”.
La novela negra o novela policiaca ¿es un
reflejo de la vida y su realidad? El escritor Elmer Mendoza, colaborador de la
reseña, asegura que “La novela tiene la
capacidad de captar la realidad convirtiéndose también en un archivo histórico.
Sin embargo, así como la novela retrata la realidad, también hay realidades
influidas por novelas. No obstante, el que un escritor trabaje sobre
determinado tema, no significa que sea un experto”. (Oaxaca, 2011).
La literatura es un compromiso con el conocimiento
que ha abierto sus oídos y ojos a la realidad galopante del narcotráfico.
Dilucidar el “nuevo papel” de los escritores aficionados a la novela
policiaca y el posible anhelo de redimir
una sociedad violenta, inmersa cada vez en la ignorancia de consumo, estaríamos
hablando de un noble propósito a servicio de la humanidad. Describir y archivar
forma parte de los archivos históricos, no así, para los humanistas.
La hora de la dramatización llegó, son las
siete con cuarenta y ocho minutos. A esas alturas los que estaban sentados se
han puesto de pie. Los que estamos afuera de la representación, seguimos
esperando el vino de honor.
Cito al escritor
George Steiner al afirmar: Cuando las
cosas van mal, la gente siente un vacio enorme y un ansia de calidad. El
cerebro está tan bien organizado que si uno lo ejercita, se producen cosas
maravillosas. Y llega un momento en el que se empiezan a abrir puertas hacia
dentro.
¡Salud!