México: en las zonas blandas de la ballena



Arte del holocausto. Peinture David Olère gazage Auschwitz Birkenau chambre à gaz

Por Consuelo Sáenz

"Veo cosas maravillosas" 

Fue el tuit que lanzó un regiomontano tras conocer el triunfo de Donald Trump.  Bien, no me sorprende que un regio se esfuerce en hacer la diferencia, dinero llama a dinero. Pero su visión   no ayuda al resto. Esto es América, damas y caballeros. Bienvenidos a la más alta traición cometida por nuestra raza hispana (se rumora que el voto hispano fue del 30%).  Hoy asistimos al triunfo de los intolerantes con privilegios. Make America great again.  Millones como el señor Donald Trump nos acechaban desde los rincones ¿del mundo? Así, desde la oscuridad,  donde se esconden los cobardes, para luego, saltar sobre la yugular de los que estábamos convencidos de que el discurso del odio  en nuestros días es obsoleto. La gran mayoría nos equivocamos. Desestimamos al güero, pensamos que se trataba de un contrincante más tratando de llamar la atención de la forma más equivocada: con berrinches, descalificaciones, prepotencia  y arrogancia. Nos equivocamos, la tremenda mayoría fallamos. ¿Qué sigue? Viene un nuevo rumbo para Latinoamérica, en especial para México. No se cansó de repetir  que nos haría pagar con el muro. Discurso y sentencias que,   ahora,   no se deben desestimar.   
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¿Cómo explicar el voto latino? Pregunta de Carmen Aristegui a Jorge Ramos. Posibles causas: 

- Inmigrantes o hijos de inmigrantes que se olvidaron de sus orígenes
- Una parte de E. U. que está dolida. Una parte blanca que nos acusa  de los principales problemas del país. 

El portal MILENIO agrega cuatro más: 

- La homofobia racista de la América rural y blanca que "después de soportar ocho años a un negro (B.O.),  no quiere ser gobernado "por faldas". 
- La impopularidad de Hillary. 
- El voto deprimido o la abstención de los Millennials de Bernie Sanders. 
- La capacidad de cualquier electorado de "hacer mal",  simplemente porque puede hacerlo (como ocurrió con el Brexit en Gran Bretaña o con el "no" al acuerdo de paz en Colombia y las FARC).

De haber llegado a la presidencia Hillay Clinton, las cosas hubieran mantenido su statu quo. Evidencia de un hartazgo que los norteamericanos no desearon llevar más. Se hubiera continuado con el discurso de brazos abiertos al multiculturalismo  y a los buenos deseos.  A la utopía de  creer  que se estaba cerca de socavar el racismo gracias a  Barack Obama. Otro error.  Otro Premio Nobel tirado al caño. (No debemos olvidar que Estados Unidos  se erigió nación a costa de la esclavitud). Make America great again. 

México pobre México. Circulan muchos videos de niños llorando porque sus padres les informan que ganó Trump. Los niños gritan, lloran y se llevan las manos al rostro,  desesperados, mientras dicen que no quieren volver a México. Y yo imagino a ese país, en el que vivo,  y lo veo como un hades, un purgatorio donde las almas vagan en pena sin descanso. Un limbo a donde llegan los perdedores y confundidos, los que tuvieron la mala fortuna de haber sido mexicanos. Rostros morenos y rasgos despreciables. Esos niños no quieren regresar a México porque representa para ellos el castigo. Pobres de nosotros. 

Recuerdo a los españoles que fueron invitados al Encuentro de Escritores. Para ser sincera,  no los vi tan distintos a esos niños que,  muy en sus adentros, felices estaban de regresar lo antes  posible a su país. La arrogancia más sutil se nota a metros de distancia. De ahí a "viva la diferencia" había solo un paso.  Extranjeros que sólo vienen a alimentar su proceso creativo a costa de las tristes experiencias de unos desafortunados  habitantes. Cursos, talleres, charlas, performance y tertulias literarias para conocer a los fenómenos que habitamos la frontera más violenta del mundo. La poeta Inma Luna prometió realizar una antología con los relatos de las mujeres que asistieron a su improvisado taller. No fue mi caso, me negué a darle mi texto porque no le creí sus buenos deseos de emancipar a la sufrida y abnegada  mujer mexicana (atrás quedaron los tiempos de la conquista, querida).  

Estoy harta de que los extranjeros que vienen a Ciudad Juárez  pretendan modificar nuestra visión de la vida (por muy absurda y caduca que la vivamos), que crean que conocen nuestra realidad  porque leen a la distancia lo que  muy convenientemente publican los medios locales e internacionales. Estoy harta, porque ellos y ellas no viven el día a día en esta ciudad. Estoy harta de que crean saber y no tienen ni puta idea de lo que vivimos aquí. La realidad en la frontera,  y en una frontera como lo es Ciudad Juárez, es muy compleja, surreal y huidiza... cuidado con los espejismos del desierto. 

Mexicanos: cierren filas. 
El nuevo mundo se yergue imponente, sus grandes fauces nos tragan.  Bienvenidos.

Artículo para el portal JuárezDialoga 

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