Los viejos deben morir
El día en que las autoridades mexicanas decretaron la cuarentena, conforme fue adentrándose la noche, sentí en lo más profundo del alma un miedo sobrenatural. Un sentimiento de que algo satánico caía sobre el mundo entero. No fue el miedo a contraer el virus sino a algo peor

Mi reciente colaboración para Revista Replicante